CAPÍTULO 4:
SENTIMIENTOS INCONTROLABLES
Mi cara ardía, mi cuerpo se estremecía. Kei me besaba todo el cuerpo con sus sensuales labios, mientras que con sus manos sostenía las mías para que no pudiera escapar de aquella terrorífica escena. Él me desnudó en unos segundos, mi mente daba vueltas.
- Kei…ah- pellizcó uno de mis pezones con sus dientes. No me lo podía creer, no me escuchaba, estaba totalmente descontrolado. Mis lágrimas empezaron a brotar rápidamente de mis ojos.- ¡Kei ya basta… por favor!- Yo no me rendiría, sabía que kei me escucharía tarde o temprano, y prefería que fuera temprano.
Se acercó a mi rostro para besarme, pero se quedó preedificado, permaneció mirándome en silencio:
- Kei… por favor, estoy asustado… no sigas- siguió mirándome por unos segundos.
- Aoi, perdóname -me soltó las manos y me abrazó con fuerza, su rostro se posó en mi hombro. Era la primera vez que me llamaba por mi nombre, a pesar de lo que acababa de ocurrir estaba feliz por aquello.
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Estaba tumbado en la cama, mientras kei se daba una ducha. Seguía pensando en lo que acababa de ocurrir. No comprendía nada, ¿Qué me había pasado? ¿Por qué no me sentía del todo mal? En realidad,¿ me había gustado? Su cuerpo junto al mío, sus besos, sus caricias, su pelo haciéndome cosquillas en mi pecho ¿acaso me he enamorado de kei? No. Era imposible, él me trata como si fuera un perro apaleado y había intentado violarme, imposible, imposible. Oí como el agua dejaba de caer en la ducha, cerré los ojos para hacerme el dormido.
Kei salió de baño secándose el pelo, tras hacerlo dejó la toalla en una silla y se acercó lentamente a mí, noté como se sentaba en la cama. Me quito los pelos que me habían caído por el rostro y empezó a acariciar mi cara con la punta de sus dedos, el corazón empezó a latirme rápidamente.
Abrí los ojos, lentamente, para que no sospechara que no estaba durmiendo.
-¿Te he despertado?- Apartó su mano.
- No te preocupes- me incorporé.
- Si quieres darte una ducha…- señaló con la cabeza el baño.
Me levanté rápidamente, sin dirigirle media palabra y fui andando tambaleante hacia el baño, entré y cerré la puerta tras de mí.
Mientras me daba una ducha pensaba en todo lo que me había ocurrido durante los dos últimos días: La escapada de mi casa, las dos personas tumbadas en el suelo ya muertas, el encuentro con kei al intentar huir de aquello, mi secuestro, los apasionados besos de kei, las peleas que siempre teníamos los dos, y por último el intento de violación por parte de él. Todos esos sucesos giraban en mi cabeza como si de una peonza se tratara, tanto, que empecé a marearme. Cerré el grifo rápidamente y salí de la ducha, cogí un albornoz que había colgado en una percha y me los puse.
Mi cuerpo se tambaleaba y temblaba era una sensación horrorosa, tenía nauseas, estaba muy mareado y por ello la mirada se me oscureció y sentí como caía al suelo, haciendo un gran ruido:
- Aoi, ¿qué ha pasado? – Oí a kei entrar, pero no lograba a articular ni una sola palabra, estaba muy asustado- ¡AOI!- me tocó la muñeca unos instantes y me cogió en brazos, me llevó a la cama y me dejó despacio, se asomó por la puerta- ¡Rhino, llama a Murad, deprisa!- Apenas lo pude oír, pues después de aquello me desmayé por completo.
************
Abrí los ojos, estaba en la habitación, la luz de la lamparita de la mesilla me indicaba que era de noche.
-¿Eres idiota o qué?- La voz provenía del sillón que había al otro lado de la cama, me di la vuelta y vi a Kei sentado en él y observándome.- El médico ha dicho que estabas deshidratado… si tenías hambre, ¿porqué no me lo dijiste?- no dejó de mirarme ni un instante, yo me incorporé.
- ¡Oh claro! Voy a pedirle a mi secuestrador “¿Oiga señor tengo hambre podría si es mucha molestia darme algo de comer?”-
-Pues si, ¿tanto te cuesta? No le voy a echar veneno-
- ¿Y quién me dice que no?- No me lo podía creer ya estábamos discutiendo otra vez. Kei se levantó del asiento-
- Yo mismo-
- Pues, entonces no te creo- aparté la mirada hacia el otro lado. Kei se acercaba a la cama, oía sus pasos, yo seguía mirando al mismo sitio, el corazón empezó a latirme cuando kei se subió a la cama arrodillándose y cogió mi cabeza y la giró hacia él.
- Pues, entonces, tendré que dártela de mi boca, así, si hay veneno, nos moriremos los dos juntos.- Mi rostro empezó a arder. Junto sus labios con los míos, su lengua empezó a jugar con la mía. Otra vez esa sensación, me gustaba, no podía evitarlo, me besaba y yo le correspondía, tocaba su rostro y él el mío. Después de aquello iba a estar insoportable, pero no me importaba. Al cabo de unos segundos separó sus labios de los míos se podía observar un hilillo de saliva que nos unía.
-¿No decías que no te gustaba?-
-Que yo sepa nunca he dicho que me gustara- Kei se rió irónicamente y se alejó.
-Ahora te traerán algo de comer, mi sirvienta te cuidará-
-Hablas como si te fueras a marchar-
-Si, pero no me echarás de menos, volveré en tres o cuatro días, tengo asuntos que tratar en China.-
- Llévame contigo- me sentía muy triste, no quería que Kei se marchara, aunque fuera por unos pocos días; quería conocer más cosas sobre él, sus gustos, lo que no le gustaba…
-No, es muy peligroso- Me levanté de la cama rápidamente.
-No me importa-
-Pero a mi sí- me encogí de hombros enfadado.
-Pues si te vas me escaparé- Kei se dio la vuelta para mirarme fijamente.
- Pues te amarraré a la cama para que no puedas escaparte y mi criada se encargará de que hagas tus necesidades ¿qué te parece?- Un tomate no se diferenciaba mucho conmigo, ¡Será degenerado, pervertido, ufff! Siempre tiene que tener la última palabra, pero yo quería ir. El reía malvadamente… mi último recurso era…
-Kei… por favor; Snif no me dejes sólo- Se quedó helado y pude observar en él un pequeño enrojecimiento en su mejilla derecha.
- ¡Ayyy! ¿Qué voy a hacer contigo? Está bien, puedes venir- ¡Toma! Lo conseguí.
- ¿De verdad?- Le miré alegremente y éste asintió- Muchas gracias Kei jeje.-
-Pero, con una condición- Dejé de reír y lo volví a mirar.
- ¿Qué clase de condición?- El corazón empezó a latirme cruelmente.
- Que cuando volvamos de China…-hizo una pequeña pausa- seas mío- No podía creer lo que oían mis oídos, pero yo… yo quería ir con él, no quería separarme de él, no tenía más remedio que aceptar. Agaché la cabeza un instante y la volví a subir para mirarle a los ojos directamente.
-Está… está bien- mi voz temblaba al igual que mi cuerpo solo de imaginarme como sería aquella escena tan pornográfica.
-Bien. Le diré a Rhino que prepare tus cosas, saldremos mañana por la mañana temprano, será mejor que cenes cuando te traigan la bandeja y te vayas a dormir mi gatita- me guiño un ojo cuando estaba abriendo la puerta para marcharse, noté como mi rostro enrojecía, y antes de irse- ¡Ah! Tienes ropa para ti en el cajón grande de mi armario- y cerró la puerta tras de sí.
***************
Al día siguiente, kei me trajo el desayuno, abrí los ojos lentamente, se acercó a mí, cuando hubo puesto la bandeja en el escritorio, y posó sus manos encima de la almohada dejándome atrapado. Me sonrió cariñosamente lo cual me sorprendió bastante.
- Buenos días gatita- acercó sus labios a los míos para besarme-
-¡Espera!- le puse las manos en sus labios, me puse muy rojo, estaba avergonzado por lo que acababa de hacer, ¿qué diría Kei? Seguro que se enfadaría conmigo, o se reiría de mí, tenía que hacer algo. Quité las manos lenta y temblorosamente, me incorporé como pude, Kei no dejaba de mirarme, empecé a tocarle el rostro con las yemas de mis dedos, él cerraba los ojos. Pasé unos de mis dedos por sus labios tan suaves y carnosos, pero esta vez no se quedó quieto abrió sus ojos y empezó a lamerme los dedos, aquello me sorprendió bastante y mi rostro ardía mas todavía que antes. Me cogió de la muñeca y me abalanzó hacia él con brusquedad, me empezó a besar salvajemente comenzó a removerme el pelo. Mi cuerpo esta empezando a calentarse y eso era peligroso debía detenerlo cuanto antes. Kei me volvió a tumbar y dejó mi boca para dirigirse hacia mi cuello y empezar a lamerlo y besarlo. – Dijiste que sería después del viaje.- Paró de besarme, el corazón me iba a mil por hora parecía a punto de salirse del pecho, él se incorporó y se sentó en la cama.
-Ayy, no tienes remedio- yo también me incorporé y deslicé hasta sentarme junto a él. Kei mientras tanto se tocaba la cabeza-Está bien, será después del viaje, anda, desayuna de una vez- le miraba, era tan atractivo.
Me acerqué la bandeja y me la puse en las rodillas:
-¿Tu has desayunado?- Kei me miró.
-Que ¿Quieres que muera también?- Le miré un poco atontado -_- y a kei se le podía observar una sonrisa burlona.
-Si, ¿porqué no?- no entendía lo que acababa de decir, ¿me estaba volviendo loco o qué? Kei seguro que se burlaría de mí.- No… yo no quería decir… lo siento mucho- Me puse como un verdadero tomate y me tapé la cara con las manos.
- Bien, pues que aproveche- quité las manos de mi cara y vi. como él cogía una tostada bañada de mermelada de melocotón y le daba un bocado. Al ver aquello yo también cogí una y me la llevé a la boca.
-Mmm, esta rica- le miré le sonreí, el también lo hizo.
-Tienes una migaja. Me cogió por la barbilla y me lamió donde se encontraba la migaja de pan, yo cerré los ojos fuertemente.
-Será mejor que me vista- me levanté y deje la bandeja de nuevo en el escritorio estaba bastante nervioso, y me dirigía hacia el armario cuando Kei me agarró por la muñeca y me empujó hacia él, me bajó el albornoz hasta la cintura, empezó a besarme desde el ombligo hacia arriba hasta llegar a los pezones, los cuales empezó a lamer. Volvía a sentir aquella sensación, no quería que parara, consiguió que saliera un gemido por mi boca y no pude contenerme- ¡BASTA!- le empujé lo cual hizo que me cayera al suelo- ¡DIJISTE… QUE SERÍA DESPUES DEL VIAJE!¡¿Por qué no paras?!- me costaba respirar.
- ¡Que vaya a hacer el amor contigo después del viaje no significa que no pueda jugar con tu cuerpo todo lo que me venga en gana!-
-¡TE ODIO!- las lágrimas empezaron a salir de mis ojos.
- ¡No sabes cuanto lo siento!- se levantó y se dirigió hacia la puerta, yo seguí sentado en el suelo llorando.- ¡Y vístete de una vez, o llegaremos tarde para coger el avión!- cerró la puerta tras de sí de un portazo, yo lloraba como nunca había llorado en mi vida.
- ¡TE ODIO! ¡te odio! Buaaa-
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