sábado, 6 de agosto de 2011

LA SOMBRA DEL DESEO CAPITULO 7

MIEDO AL OLVIDO


-No. Ella no tiene la culpa. Haré lo que quieras, pero no le hagas daño, por favor- las lágrimas no paraban de brotar por mis hinchados ojos. Todo mi cuerpo temblaba, cada vez apretaba con más fuerza el albornoz de Kei.

-Aoi… cálmate- agarró mis manos y las acarició con las yemas de sus dedos amablemente- No le haré nada a tu madre, no te preocupes (pero con ganas me quedo).

- Kei…- me abracé a él fuertemente y kei me lo correspondió con gusto.

- Aoi, tu no mataste a tu padre, fue un accidente; él solamente te defendió de aquellos drogadictos que querían violarte, nada más, no te eches la culpa de lo que sucedió- Aquello me sorprendió bastante, me aparté de él rápidamente.

-¿Co… cómo lo sabes?- el corazón comenzó a latirme muy deprisa. ¿Cómo podía saber de la muerte de mi padre? No lo comprendía.

- He… he investigado- noté a kei un tanto nervioso.

- ¡Mientes!- estaba bastante molesto, aunque aquello fuera verdad me enfadaba el hecho que haya investigado sobre mi – Se que mientes-

- Cállate- Kei me miraba muy enfadado. Sus ojos verdes parecían devorar el azul de los míos. Me dejó paralizado, el nunca me había mirado de esa manera, tuve bastante miedo. – No quiero hablar más de ese tema ¿entendido? – asentí con la cabeza sin decir nada.

- Lo siento…- agaché la cabeza, estaba bastante arrepentido por la escena que le acababa de montar.

            - No te preocupes- me sonrió y acarició la cabeza cariñosamente, ya no parecía estar enfadado.- Bueno, ya es muy tarde, será mejor que duermas un poco, mañana te llevaré a un sitio.- Se levantó de la cama para dirigirse hacia la puerta.

            -¿A dónde?- le pregunté intrigado.

            - Ya lo veras. Es una sorpresa- me guiñó un ojo.

            Iba a abrir la puerta cuando yo me levanté y corrí hacia él hasta abrazarlo por la espalda.

            -Aoi… ¿ocurre algo?- kei parecía sorprendido

            -Gracias- lo solté

            -¿por qué?- se volteó y me cogió amigablemente las manos.

            - Por cuidar de mí.- Le sonreí. Estaba bastante contento. Kei me agarró por la cabeza y la empujó haciendo que mis labios chocaran con los suyos. Notaba como introducía su lengua en mi boca y comenzaba a explorar cada centímetro de ella, hasta que chocó con la mía y empezó a jugar con ella. Me removió el pelo y comenzó a acariciar mi espalda. Cuando se separó un poco de mí se podía observar un hilillo de saliva en mi boca y la respiración de ambos muy acelerada.

            -Duerme en mi cama- mi corazón empezó a acelerarse de tal manera que pensaba que se me iba a salir.0///0 – te prometo que no haré nada- me quedé pensativo unos instantes, hasta que pude reaccionar ante aquella orden primera.

            -Va… vale- le miré a la cara, era tan guapo, en ese momento tenía una mirada que cualquiera pagaría por ella, era tan sensual que a cualquiera volvería loco.

            Me cogió de la mano y nos encaminamos a la habitación de enfrente. Se podía observar ropa tirada por el suelo debido a la lluvia de atuendos que hace un rato hizo él. Kei acomodó la cama y se tumbó en ella quedándose medio sentado.

            -Ven…- daba golpecitos con su mano izquierda en la cama, invitándome a tumbarme en ella. Me acerqué lentamente al otro extremo vacío de la enorme cama de Kei. Me tumbé en ella sin mirar a Kei pues estaba demasiado nervioso para hacerlo. Noté como él se movía hasta abrazarme.

            -Buenas noches, mi gatita- me besó en el cuello lo que hizo que cerrara fuertemente los ojos.

            - Buenas noches,… Kei-

            “Mi Kei”

            Y todo se quedó oscuro en mi confundida mente.



                                                           ********

            Kei abrió los ojos al escuchar unos golpecitos que provenían de la puerta. Incorporó la cabeza y miró el reloj, lo cual le hizo enfadar por ser las 3:00 de la madrugada. Dejó de abrazar a Aoi lo cual hizo un sonido de protesta. Kei sonrió por aquello. Se levantó y arregló el albornoz mientras andaba y abría la puerta.

            - ¿Tienes un momento?- Kei lo miraba con odio. Cerró la puerta tras de sí y entraron en la supuesta habitación de Aoi.

            -¿Qué es lo quieres ahora, Shinzo? ¿Qué te mate? Porque yo lo hago con gusto- Kei estaba apunto de pegarle tenía el puño preparado.

            - Tranqui, tranqui, vengo en son de paz- puso sus dos manos en alto.

            -¿Y bien? No me hagas perder más tiempo- bajó el puño con mala gana y se tocó la cabeza suavemente.

-No me interesa….-

- ¿Qué…?- Kei paró de tocarse la cabeza para mirar a Shinzo intrigado.

-Que no me interesa Aoi- Shinzo lo miraba seriamente- Lo que sentí por él ya es agua pasada y… -Kei lo agarró por el cuello de la camisa bastante enfadado.
- ¡No me jodas! ¿Entonces por que coño le besaste?-

- Porque quería… poner celoso a Rhino- Shinzo casi no podía respirar a causa de lo fuerte que le apretaba el cuello de la camisa.

- ¿A Rhino?- kei sudó gotita- ¿Rhino?- Lo soltó rápidamente del mismo asombro lo que hizo que Shinzo se cayera al suelo, éste tosió un poco.

- Si, Rhino ¿Pasa algo?-

- Jajajajajajajaja- Kei se apoyó en la pared y empezó a golpearla, no podía parar de reír.

- Ni que fuera un chiste- A Shinzo se le podía observar róales rojos en sus mejillas.  

- ¡Será una broma ¿no?! Jaja-

- No, no es una brama… ¿Y quieres parar de reír?- Shinzo estaba más rojo que un tomate.

- Vale… vale ya paro- Kei se restregó con un dedo el ojo derecho debido a las lágrimas que le habían salido del esfuerzo al reír- ¿Y que quieres decir con esa aclaración? O me has llamado para decirme eso y matarme de la risa.- Kei se cruzó de brazos.

- He tenido que aclararte eso para que confíes en mí por lo que te voy a advertir ahora- Kei estaba bastante intrigado por esa seriedad en su rostro, nunca se había imaginado a su hermano con tanta seriedad ante el.

-¿Y bien? Te escucho-

- Debes de tener mucho cuidado con Aoi mientras estéis en esta casa. Akiko estaría dispuesta a matarlo con tal de que solo te fijes en ella, y no sólo eso “Kazuma” nuestro tío, está al tanto de todo-

- ¿A que te refieres con todo?-

- A todo, como tú, yo y nuestro difunto padre sabíamos desde el principio que Aoi es el heredero de toda la fortuna de los Takeshima. A que su difunto padre se lo dio todo, y no le obsequió a su madre con nada… todo, lo sabe todo.-

- ¿Quién abrió  la boca esta vez?- Kei estaba bastante enfadado. Él había hecho un gran esfuerzo por que nadie de su familia se enterara.

- ¿Quién sabe? De lo único que estoy seguro es de que tienes que sacarlo de aquí cuanto antes, mañana mismo si es preciso-

- No… el no sabe nada de su fortuna, tampoco de que lo conocíamos antes de que pasara todo esto. Además le prometí que mañana iríamos a algún sitio, y sería muy extraño que no lo llevara al lugar que le prometí, él no es tonto se daría cuenta de que algo raro pasa.-

- ¿Por qué no se lo has contado? ¿Tienes miedo de que te odie?-

- No, de que me odie no… miedo a que no me recuerde.- A kei se le podía observar una sonrisa triste en su rostro.

- ¡Oh tío! ¿Y que vas a hacer? Lo vas a condenar si sigue aquí- Shinzo estaba bastante preocupado, a pesar de que ya no amaba a Aoi, le tenía mucho aprecio.

- De Akiko me puedo encargar, si lo toca le corto el cuello… y de nuestro tío… para cuando el se de cuenta ya nos habremos ido. Y lo que se refiera a Rhino, ¿En serio que te gusta ese zopenco?-

-No, no me gusta, lo amo- Shinzo seguía con esa seriedad en su rostro.       

- Bien, si tú me ayudas a proteger a mi gatita yo te ayudo con ese idiota ¿Qué me dices? ¿Hacemos el trato? - Kei extendió su mano derecha, y Shinzo la agarró muy decidido.

- Trato…





                                               *********************


Me sentía pesado, pensé que me quedaba sin aire. Abría los ojos lentamente.

- Kei... me – lo observé ¿Se había quedado toda la noche abrazándome?


Noté como él abría los ojos y me miraba. Se le había caído el albornoz de los hombros, se le podía observar todo el cuerpo de cintura para arriba, en mis mejillas se notaron róales rojos.

- Buenos días, gatita- Me beso sensualmente en mis labios, con su mano posada en mi rostro- ¿Has dormido bien?-

- Si… un poco apretado, pero bien- me tocó la cabeza y removió mi pelo.

Se levantó de la cama y se dirigió hacia su armario, cogió unos vaqueros y una camisa con un dragón dibujado el la parte izquierda (y un bóxer claro) y se vistió:

- Ahora vuelvo, voy a por tu ropa- Asentí alegremente, mientras el salía de la habitación.

-¿Adonde me llevará?- me pregunté.

Noté como la puerta se abría, me levanté rápidamente estaba muy feliz:

- Kei…- se me borró la sonrisa de mi cara, no era Kei.

- Vaya, vaya; ¿Pero que hace la putita de Kei en su habitación?- Akiko entró y cerró la puerta tras de sí.

-¿Cómo me has llamado?- Estaba muy enfadado.   

- Lo que eres amor- se acercó a mí y me agarró por la barbilla- Nunca había traído a un chico, se ve que las otras no le satisfacían y a decidido probar con algo nuevo- le golpeé la mano fuertemente.

- ¡No me toques!-

- ¡Vaya! Eres un chico muy salvaje- se tocaba la mano golpeada - No entiendo lo que a podido ver en un chico como tú-

- Será todo lo que no ve en ti- se me podía observar una sonrisa diabólica.

- ¿Cómo te atreves mocoso?- Me golpeó fuertemente la cara, lo que hizo que rozara con uno de sus anillos de diamantes.

Me sangraba la mejilla, me quedé paralizado por unos instantes y entonces reaccioné y le devolví el golpe con todas mis fuerzas y le arañe la cara salvajemente.

Kei entró rápidamente y nos separó a ambos.

- ¡Lárgate, Akiko! –estaba muy enfadado, más que de costumbre.

- ¡Esto no se quedará así! ¡¿Me oyes!?- Kei le cerró la puerta en las narices.

Me empecé a tocar la mejilla sangrante.

-¿Qué ha pasado Aoi?- se acercó a mí y me miró la herida del rostro.

- Me ha insultado- respiraba fuertemente.

- ¿Qué te ha dicho?- cogió unas vendas con un poco de alcohol de su armario y comenzó a curarle.

- Ay… me ha dicho putita- Kei seguía limpiando la herida y me escuchaba sin decir nada-¡Y no soy un mocoso tengo 16 años!- miré hacia la puerta muy enfadado-¡VIEJA VÍVORA!- Oí unas risitas por lo bajo. Dirigí mi mirada hacia Kei.

-jajajaja- se estaba riendo.

- ¿porqué te ríes? – Cada vez reía con más fuerza-¡No te rías!- me puse muy colorado.

- ja… lo siento, es que tu cara… ha sido genial- me gustaba verlo reír, era tan hermoso…


Me puso una tirita y me dio la ropa que había traído; era china, de color negro con rosas rojas estampadas, era genial.

-Estás precioso- juntó su cuerpo al mío. Sacó su lengua y empezó a lamerme el lóbulo de mi oreja, cerré los ojos fuertemente.”No puede salirme ningún gemido” sería una vergüenza y le demostraría que aquello me gustaba.

- Kei…- paró sin que yo le dijera nada más y me miró.

- Dime, gatita- notaba como mi corazón palpitaba fuertemente ya que su rostro esta muy cerca del mío.

-¿Soy un chico salvaje?- no sabía ni lo que decía- No… no me hagas caso – soy un estúpido.   

- No lo sabré hasta que no me lo demuestres- se acercó a mi oído- en la cama- noté como mis mejillas empezaron a arder.

-¿Por… por qué no nos vamos?-   

- Está bien, desayunaremos fuera ¿Ok?- me guiñó un ojo mientras abría la puerta y me extendía la mano que yo acepté con gusto. 


Cuando bajamos al salón Rhino y Shinzo estaban hablando; el primero parecía bastante nervioso. Cuando este me vio cambió su expresión y me miró alegre como siempre y por lo que vi, estaba deseando que apareciera alguien que el conocía para alejarse de Shinzo ya que se acercó rápidamente en donde Kei y yo estábamos. Kei me soltó y se dirigió hacia su hermano.

- Hola Aoi-chan- me alegré de verle como siempre. Había pasado mucho tiempo-¿Cómo estás?- me cogió del rostro, posiblemente para ver mejor la tirita que me había puesto Kei en la mejilla a causa de la herida.

- Estoy bien no te preocupes- le aparté la mano cariñosamente.

- ¿Quién te ha hecho la herida de la cara?- Miró rápidamente a Kei, el cual estaba hablando muy seriamente con su hermano y se volteó nuevamente hacia mi.-No habrá sido…- bajo la voz- Kei, ¿verdad?-

- No, claro que no- negué rápidamente-Fue la víbora de su prometida esta mañana- baje la voz al mismo tono en el que estaba Rhino- pero le he dejado un regalo en su suave y tersa piel.-

-¡KEI!- hablando de la reina de Roma por la puerta asoma- Tenemos que hablar de “eso” que está hablando con Rhino.-

- Vaya Akiko ¿Qué te ha pasado en la cara?- Shinzo la señaló con el dedo.

-¡Pregúntaselo a ese demonio!- me señaló salvajemente. Rhino y yo empezamos a reír por lo bajo:

-Tranquila Akiko… te queda genial- dijo Rhino sin parar de reír.

-¿Qué insinúas?- se estaba poniendo histérica.

Kei la agarró del brazo, lo cual hizo que dejara de hablar, se la llevó por la puerta del salón, aquello me molestó bastante, por lo que dejé de reír al igual que Rhino que me miró seriamente.

- Aoi… ¿estás enamorado de Kei?-lo miré asombrado, ¿tanto se me notaba? Pude observar como Shinzo me miraba con interés por saber lo que respondería a aquella pregunta.

- Yo…yo no…- agaché la cabeza, me puse colorado.- No lo sé-

- Oh Aoi no te avergüences de que te guste el lerdo de mi hermanito- me abrazó por los hombro cariñosamente- es que en el fondo muy pero que muy en el fondo es guapo, no tanto como yo, claro-“eso no te lo crees ni tu” jeje.

¡PUM! Aquello me sorprendió bastante Kei apareció de repente y le dio un fuerte capón a Shinzo.

-¿Qué haces tocando a Aoi?-se le podía ver un aura maligna en el fondo.

- Ayyy, me has hecho pupita Keichiiiiii- Shinzo estaba agachado tocándose la cabeza fuertemente.

- ¿Qué me has llamado?- Kei estaba apunto de darle otro capón cuando…  

Grrrr, todo se quedó en silencio, me puse más colorado de lo que estaba antes, pensaba que me iba a salir humo por las orejas. Todos se quedaron mirándome, tenía un hambre canina.

- Yo… jeje, creo que tengo hambre. ^^,

Un silencio incómodo inundó la sala. Hasta que Kei reaccionó, se acercó a mí y me agarró por la mano y salió corriendo hacia la puerta principal y salimos los dos por ella. Shinzo miró a Rhino, mientras este miraba la puerta principal con asombro, este se percató de que lo miraba y dirigió su mirada a sus ojos, ahora ambos se miraban.


                                               ***** 



Entramos en el coche, pero  esta vez no había ningún guardaespaldas que lo condujera, es decir, pasaríamos el día juntos,”solos”. Kei me abrió la puerta del copiloto, yo entré en él algo nervioso. Cerró la puerta y se dirigió a la del conductor, entró y encendió el motor.
Yo lo miraba, no apartaba la mirada de él, ¿de qué habrán hablado Akiko y Kei hace un rato? 

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