CAPÍTULO 5:
VIAJE
Cuando salí de la habitación, oí los gritos de Kei procedentes del salón.
-¡No quiero que te acerques a él! ¿Está claro?- bajé algunos de los escalones de la escalera de la entrada para poder ver mejor, observé a Kei sentado en un sillón con el teléfono en la oreja- Te mataré si te atreves a tocarlo- Giró su cabeza y me vio bajando lentamente la escalera, colgó el teléfono, se levantó y se acercó a mí, intenté bajar las escaleras más rápido, para marcharme por la puerta y no tener que mirarlo a la cara, seguía muy molesto por lo que sucedió en la mañana, pero él fue mucho más rápido y me rodeó la cintura con sus brazos..
-¡Eh! ¿Adonde vas con tanta prisa?- Volvía a tener esa sonrisa burlona que tanto odiaba en la cara.
-Al coche- Agaché la cabeza para no mirarle, pero él me cogió por la barbilla y la levantó sin dejar de sonreír.
-¿Sigues enfadado gatita?- Se acercó mucho más, hasta que nuestros cuerpos se tocaron.
-¿Quién te ha dicho que estoy enfadado?- Intenté disimular mi enfado, pues no quería que Kei se burlara más de mí, no le daría ese placer.
- Tu cara- Me acarició la mejilla derecha con cariño, lo cual me sorprendió bastante.
-Pues te equivocas, no estoy enfadado en absoluto- da igual lo que disimulara mi cara lo decía todo, estaba muy serio, y tenía el ceño fruncido. A Kei no se le desaparecía la sonrisa de la cara ningún instante.
-Demuéstramelo- Se acercó a mi rostro, casi rozando mis labios. No sabía que hacer, pero para no delatarme decidí seguirle el juego, posé una de mis manos en su rostro y acerqué al mío al suyo sin dudar, cerré los ojos y toqué sus labios con los míos. Kei me volvió ha agarrar fuertemente por la cintura, y me correspondió el beso como era de esperar, yo le abracé por el cuello y tocaba su suave pelo. Introdujo su lengua y empezó a explorar en mi interior, chocaba con mi lengua y jugaba con ella. Pensé que mi corazón se me iba a salir del pecho, deseaba a Kei, lo amaba y al ver como reaccionaba mi cuerpo cuando él me tocaba era la prueba definitiva, me había enamorado de Kei sin poder remediarlo.
-Ejem, ejem- nos separamos. Rhino acababa de entrar por la puerta principal, me puse como un tomate, ¿lo habría visto todo?
- ¿Qué pasa?- preguntó Kei un poco molesto por la interrupción.
- El coche ya está listo, cuando quiera…- No había visto a Rhino desde el incidente de la playa, estaba muy raro, no parecía el de siempre, ni siquiera me miraba a la cara, pero, aún así pude observar que tenía una tirita en la cara, ¿habrá sido Kei? Pensé.
- Está bien, ahora salimos- y tras eso, Rhino salió rápidamente por la puerta principal.-Bien, ¿por dónde íbamos? ¡Ah si! Ya me acuerdo- me cogió nuevamente por la cintura he iba a besarme, cuando yo aparté la cara.
-Déjame por favor-
-¡Vaya! Te has vuelto muy educado, pues si que has cambiado gatita- mis ojos se llenaron de lágrimas de nuevo, estaba ya arto de sufrir sus burlas, no quería que me viera llorar porque sería mucho más insoportable, pero kei no me soltaba.
- Suéltame…- no pude contenerlas más, las lagrimas comenzaron a resbalar por mi rostro.- ¿Porqué? ¿Por qué no me mataste? Hubiera sido mejor, mejor que estar aquí aguantando tus burlas- Me agarré a su camiseta y me arrodillé lentamente hasta llegar al suelo. Lloraba desesperado.
-No te maté, porque quería divertirme contigo- solté la camiseta de Kei, seguía en el suelo con la cabeza agachada, sin decir ninguna palabra, aquellos sentimientos que tenía hacia él no servía para nada, Kei sólo quería de mí, sexo, nada más.
-¿Eso quiere decir que cuando tengamos sexo, me matarás?- Seguía sin levantar la mirada para verle.
-Puede ser- se cruzó de brazos, me levanté lentamente del suelo, me temblaban las piernas, pensaba que me iba a desmayar. Levanté el rostro y alcé mi mano contra él hasta que choco con su cara.
-Me das asco- salí corriendo hasta la puerta principal, la abrí con dificultad y salí al exterior, los guardaespaldas de Kei estaban hablando entre si y al verme callaron para mirarme, Rhino incluido, salí disparado hacia la limusina.
-Aoi-chan, ¿qué te ocurre? Estas llorando- Rhino intentó acercarse a mí pero yo fui mucho más rápido que él.
-Nada- me subí a la limusina y me senté al otro extremo, (al lado de la ventanilla) posé mis manos en mi cara y agaché la cabeza hasta las rodillas.
-¡Aoi!- oí los gritos de Kei.
-Kei-chan, en el coche- “chivato” pensé. Oí como se acercaba, abrió la puerta, entró y ésta se cerró tras de si, el coche se puso en marcha. Kei extendió su mano para tocarme la espalda.
-¡No me toques!- seguía llorando.
-No estás en condiciones de darme ordenes- me agarró por el pelo y me incorporó fuertemente.
- Kei, me…me hacer daño, ¡ai!- toqué sus manos, pero él no me soltaba.
-No vuelvas ha pegarme, ¿está claro?- acercó su rostro al mío.
-Si...-el sonido me salió muy flojo, a causa del dolor que me producía el tirón de pelos.
-¡No te he oído!- volvió a tirarme más fuerte.
-¡AY! Si- me soltó bruscamente, me toqué la cabeza, tenía todos los pelos despeinados.
Noté como Kei me miraba, yo intentaba no mirarle, no lo comprendía, ¿por qué ahora, Kei me trataba de esa manera?
-¡Ven aquí!- lo miré de reojo, estaba señalando entre sus piernas.
-No quiero- me tapé la cara con las manos por miedo a que me golpeara.
-¿Qué has dicho? ¿Quieres que te pegue otro tirón?- me miraba con ojos de enfado. Me acerqué lentamente sobre el asiento del coche, pude observar que la ventanilla del conductor a nosotros estaba cerrada, aquello me puso bastante nervioso, Kei me miraba de reojo. Me levanté y me asenté entre sus piernas.
- Bien, bien- me apretó las piernas con las suyos para que no pudiera escapar de él y envolvió entre sus brazos-¿A qué se siente bien?- no lo podía mirar pero notaba como reía.
-Nadie,…- toqué sus brazos- me ha abrazado nunca-
-Me apuesto a que esto tampoco te lo han hecho- empezó a lamerme la oreja y metió su mano por mis pantalones y mis bóxer, me puse muy colorado.
-No…Kei, para- noté como mi cuerpo se excitaba cuando Kei agarró mi miembro y comenzó a besarme el cuello.-No me hagas esto Kei… - no me hacía caso. –Por favor…- empecé a llorar de nuevo, me dolía mucho la cabeza, por lagrimear tanto. Kei dejó de tocarme y sacó sus manos de mis pantalones, noté como me miraba.
-Ya he parado, no llores más-su voz era mucho más suave que antes, más cariñosa. Salí de entre sus piernas rápidamente y me senté donde antes me encontraba, apoyé mi cabeza contra el cristal de la ventanilla; ya no lloraba, pero el dolor de mi cabeza era insoportable, no sabía si decirle a Kei, porque seguramente se burlaría, me lo podía imaginar-“Es que si no lloraras tanto como una niñita, no te dolería”-insoportable igual que mi dolor de cabeza. Pero ya empezaba ha estar mareado, y tenía mucho frío. Le miré, estaba leyendo unos papeles.
-Kei…- el me miró.
-¿Qué quieres?-
-Bueno, yo…- me puse colorado, cuando me encontraba enfermo no se lo decía a nadie por miedo a que mi madre se enfadara.
-No tengo todo el día- se cruzó de brazos, me miraba interesado.
-Lo siento, es que no se como decirlo-
-Pues mira, se dice; abriendo la boca y utilizando las cuerdas vocales- parecía sonreír, yo cada vez me tambaleaba más, notaba como mi frente ardía;- Ven Aoi- se quitó su chaqueta, seguramente ya se había dado cuenta, me acerqué a él, Kei apartó los papeles a un lado, me colocó la chaqueta y me abrazó con un solo brazo, yo apoyé mi cabeza en su cuerpo, y cerré los ojos, noté como Kei me miraba-¡Ay!, ¿Qué voy ha hacer contigo? Llegaremos enseguida al aeropuerto para coger el avión, pero puedes dormir tranquilo mi gatita- me besó en la frente, y tras eso me quedé profundamente dormido en los brazos de Kei.
**********
Abrí los ojos con dificultad, me percaté de que era de noche, por las rendijas de la persiana cerrada entraban las luces de las farolas. Me quedé extrañado, me encontraba en una habitación amplia, era bastante lujosa, había un enorme armario con varias puertas a la derecha de la cama (por cierto bastante cómoda) de un color marfil, a mi izquierda se hallaba una mesita de noche junto a una ventana y el tocador en frente. Al lado de una puerta, supuestamente la del aseo había un sofá de cinco plazas acompañado por una mesa.
Me levanté de la cama rápidamente, pero me di cuenta de que estaba completamente desnudo, me puse como un tomate ¿me habría desnudado Kei? Me fui al aseo y cerré la puerta con pestillo.
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